Bois de Bolulogne 1978 |
Hace unos días sonaba por la radio una antigua canción francesa "Les feuilles mortes". El programa, uno de los puntos comunes entre ferradures i rails, iba sobre la música que introduciéndose en nuestra cabeza vamos tarareando automáticamente para delicia de nuestro subconsciente y horror de nuestra razón.
Al poco, mientras buscábamos por nuestras polvorientas carpetas un texto con el que rememorar el retorno del tranvía moderno en 1984 en Nantes, dimos con un artículo de Julio Manegat en el diario vespertino, El Noticiero Universal.
Lo rescatamos para ustedes, estos días de agrias e interesadas descalificaciones sobre el tranvía de la Diagonal, esperando que bajo las hojas de otoño y sobre el asfalto urbano vuelvan a brillar plateados raíles bruñidos por las ruedas de la nueva "carrozza di tutti"
Plaza de Tetuán
1958 , Francesc Catalá Roca
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El tranvía
Era una aventura subirse o bajarse del
tranvía en marcha.
Barcelona, antes y después de la guerra
civil, que siempre será la más incivil de las guerras, estaba llena de tranvías, amarillos primero, colorados
en los años de la sangre, amarillos de nuevo después. Los barceloneses de entonces,
jóvenes o viejos, adolescentes apenas nosotros, los niños que nos hicimos hombres
brutalmente en aquellos años, conocíamos todos los recorridos de las líneas del tranvía:
los del Paseo de Gracia, los de las Ramblas, los de la Rambla de Cataluña que,
no sé por qué nos parecían más íntimos y
familiares, casi más «distinguidos»... Y, por supuesto, los inolvidables
tranvías que nos llevaban, olor a sal y
a patatas fritas «de churrería», cuando descendíamos casi a la orillita de la mar, junto a los
baños de «Los Astilleros». Y los que circunvalaban la ciudad en una añoranza de
barrios lejanos y casi inasequibles…
Barceloneta 1957 Brangulí fotografos |
Aquellas «Jardineras» y los increíbles «Imperiales»,
línea 22, que llenaban de primavera apresurada los aires de marzo, o de otoño fresquito
y anochecida inesperada en septiembre y octubre. Tranvías para ir al instituto,
a la Universidad, al trabajo, o, tal vez, en una emoción aventurada, hasta los
barrios «extremos» de Sants, de Horta, de Nuestra Señora del Coll.. El «boom»
del motor acabó con ellos y sólo nos dejó, en una estampa de cromo romántico con iniciales entrelazadas; el tranvía
azul de la avenida del Tibidabo para llevarnos
hasta, el funicular.
Todavía,
como las hojas muertas de Jaques Prevert, tenemos en Barcelona vías muertas, raíles
sin sentido que no conducen a ninguna parte, como no sea a la nostalgia de una Barcelona que aún era habitable. Hace ya muchos años que me dijeron en el
Ayuntamiento que resultaba demasiado caro arrancar las vías muertas y que, por
lo tanto, salía más económico cubrirlas periódicamente de capas de asfalto.
Puede que, a la larga, tuviesen razón,
y hasta insospechada intuición, porque en distintos países europeos se está volviendo
al tranvía. Así en ciudades como Nantes y Grenoble, y también en Estrasburgo,
como en algunas urbes alemanas y escandinavas.
El
tranvía, por otra parte, no se desviaba jamás de su camino y, -por si fuera
poco, era más puntual que el «bus», incluso en un país como España, donde la
falta de puntualidad forma parte del patrimonio nacional. Uno guarda en la
memoria de su corazón muchos «viajes» en el 22, en lo alto del «Imperial» con las
primeras novias hechas de miedo y ternura, de no me engañes y te querré
siempre...
Julio Manegat 1958 |
Palabras que rozaban las hojas de los
plátanos que a veces truncaban un fugaz y decentísimo beso que urgía, confesión
y penitencia.
En Europa, que estamos en años de
ahorro, se piensa de nuevo en el tranvía, que no precisa las costosas
inversiones del Metro, y se dice, así, como suena, que podría ser otra vez la
panacea del futuro del transporte público.
En Barcelona, aunque las novias no fuesen las mismas, abuelitas ya, podríamos aprovechar
muchas vías muertas hoy, como las hojas muertas que resucitan y que esperan ahí,
bajo el asfalto de infinidad de nuestras calles, tal vez de muchas de nuestras
nostalgias que se tornarían presencia de recuerdos, de llegaré tarde, amor, y
luego me riñen en casa... ¡Lo que son las cosas...! A lo mejor, nuestros nietos
jueguen otra vez a novios en los tranvías.
Julio Manegat El Noticiero Universal 8 de febrero 1985
Al poco de aparecer este artículo el negro asfalto comenzó a cubrir los raíles que aún brillaban por las calles de Barcelona para los nostálgicos nos quedaban algunas rosetas huérfanas de sus cables en antiguas fachadas.
Pero como
equilibrando la balanza nuevamente y del equipo de Mercè Sala comenzó un
estudio de implantación entre 1989 y 1992 de un tranvía en la Diagonal del que
a principios del siglo XXI saldrían los Trambaix y Trambesòs que hoy esperan su
definitiva unión.
Y mientras
tanto en todo el mundo han resurgido nuevas líneas desde Sevilla hasta
Washington.
Fotografía de Martin Miller publicada en Richard's Tram Blog,
2011.
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Que bonita publicação!!!!
ResponderEliminarParabéns pela reportagem!
Um beijo especial na Clariana.
Grande abraço e saúde para vocês.
Bom dia Teca,
EliminarGracias por su amble comentario, recibir sus comentarios siempre nos hace muy felices.
Clariana esta iniciando un nuevo tratamiento y tenemos nuevas esperanzas de una mejora.
Se ha alegrado mucho de su recuerdo igual del de Montserrat de hace unos días y nos ha dicho que también les desea lo mejor para ambas.
Beijos de Clariana y un fuerte abrazo nuestro.
rails i ferradures
Muito obrigada pela notícia da amiga Clariana. Não devemos perder a esperança nunca! Vamos rezar para que tudo seja a contento.
EliminarMais beijos e abraços para todos