El taller del tranvía de Mataró
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| Sección de la cochera con vista del taller y de los cobertizos auxiliares. |
Para efectuar el mantenimiento del tranvía era preciso disponer de un espacio adecuado. Para el cuidado del material móvil y la central, se precisaba de especialistas en mecánica, electricidad y carpintería; además para tener la vía y la línea aérea en buen estado, un equipo vía y obras, incluyendo el de soldadura.
El taller estaba situado en una nave anexa a la cochera, donde un motor eléctrico accionaba, a través de un embarrado con su sistema de poleas, una tronzadora para cortar raíles y hierros varios, un torno para pequeñas reparaciones, un taladro vertical y además el taller disponía de "un equipo de forja", según indica la publicación "El tramvía de Mataró Argentona" (1992), banco de trabajo y probablemente sierra y equipo de carpintería. En la cochera, una grúa con polipasto ayudaba al desmontaje y traslado de piezas grandes como los motores.
En la nave de cochera también estaban los gatos para poder levantar las cajas de los coches.
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El taller, situado en el lado sur de la nave cochera, estaba comunicado con ella mediante un amplio espacio abierto sustentado por una viga de celosía; así se facilitaba el acceso de motores y piezas de gran tamaño desde la cochera.
Para las operaciones de vía y obras, la compañía contaba con una pequeña torre para reparaciones de línea aérea y una plataforma para llevar el equipo de soldadura de vía.
Las grandes reparaciones se realizaban externamente, en los talleres de Tranvías de Barcelona, Can Girona e incluso en la Sociedad Anónima el Tibidabo.
La subcentral.
Esta entrada sobre la cochera de Mataró nos viene que ni pintada para seguir hablando de los rectificadores de vapor de mercurio, tan populares en los tranvías en la primera mitad del siglo XX.
El tranvía de Mataró recurrió para la alimentación de su red a la tecnología del rectificador de mercurio; otra red hermana, el Tranvía de Montgat a Tiana, también usaría este sistema, pero en su inicio, empleó los grupos electromecánicos de motor dinamo para rectificar la corriente alterna y convertirla en continua, que era la que usaban los tranvías para su marcha.
El grupo formado por un transformador y dos lámparas rectificadoras de arco de vapor de mercurio hexafásicas.
Las instalaciones de la subestación de la calle de Lepanto estaban formadas por dos grupos compuestos por un transformador y dos rectificadores cada uno, el primero instalado en 1928 y el segundo hacia 1930.
La potencia total máxima consumida por los coches de la concesión es de 410 CV (305,7kW) repartida entre:

De los anuarios estadísticos del Ministerio de Obras Públicas hemos extraído la siguiente información de consumo eléctrico de los últimos años de marcha del tranvía.
Rectificadores de vapor de mercurio.![]() |
| Como puede verse , las cápsulas de vidrio (Pírex) similares a las usadas en Mataró tenían un interesante aspecto estético. |
Los grupos rectificadores de arco de mercurio, en su primera época, eran de baja potencia, y estaban formados por una ampolla de cristal que en su interior se deposita una parte de mercurio líquido, tres o más electrodos en función de las fases de alterna en su entrada y se efectúa el vacío en su interior.
El mercurio empieza a desprender vapores a partir de 40 °C, siendo su punto de ebullición de casi 357 °C. En estado líquido es un buen conductor eléctrico, pero al vaporizarse pasa a permitir el paso de corriente en un único sentido, efecto utilizado en nuestro caso para rectificar la corriente alterna pasándola a continua.
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| Electric Supplies Co. S.A, representó a Wetinghouse en España desde 1912 |

Esquema de un rectificador hexafásico y del paso de tensión alterna a continua.
Los rectificadores usados en Mataró eran lámparas de 6 electrodos o hexafásicas; partían de transformadores que de las tres fases de la red sacaban seis, así producían una rectificación múltiple reduciendo la altura de onda y, por tanto, generando una tensión continua muy estable sin tener que recurrir a condensadores.
Con respecto a las conmutatrices, tenían mayor rendimiento, que llegaba a un 95%, contra un 70% en las conmutatrices, y al no tener partes móviles, no requerían mantenimiento mecánico, siendo fácilmente automatizables
Los grupos rectificadores de Vapor de mercurio fueron creados hacia 1902 por Peter Cooper Hewitt como elemento complementario a sus lámparas de vapor de mercurio.
Estas lámparas solo podían trabajar con corriente continua y conforme la evolución en Estados Unidos de las redes que mayoritariamente se estaban estableciendo en corriente alterna, era preciso crear un sistema económico para adaptar las lámparas a las redes de corriente alterna.
Pronto se vería su gran utilidad, y pasarían a ser elementos imprescindibles para la regulación de unidades de potencia en muchas aplicaciones, ascensores, laminadores, ferrocarriles, etc.












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