jueves, 20 de febrero de 2025

Un tranvía en las Exposiciones Universales de Barcelona 1888-1929.


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ace poco más de un año, revisando antiguos ejemplares del "Street-Railways Journal", encontramos unos artículos sobre la presencia de material tranviario en la Exposición Universal de Barcelona del año 1888. De ello dimos cuenta en nuestra entrada: Mr. Pages y la Exposición Universal de 1888.

En breve, se cumplirán 100 años de la Exposición Universal de Barcelona de 1929.

¿Qué tienen en común ambas exposiciones?  Suponemos que, entre muchas otras cosas, la presencia de un pequeño coche de tranvía, el Brill, actualmente numerado N.º 2.

Este coche se presentó como novedad en 1888 y cuarenta y un años después, como reliquia del pasado. No creemos que muchas piezas como esta hayan llegado hasta hoy, y sugerimos a los celebrantes que la tengan en cuenta para este aniversario.

Hasta encontrar el artículo de la citada revista americana, teníamos muchas dudas sobre el origen del coche Brill 2, recurrimos a los más veteranos expertos, y de entre ellos el Sr. J. Ibáñez nos facilitó la correspondencia que en su día sostuvo con el Sr. H. Cox sobre la venta de coches de tranvía de tracción animal del constructor Brill a España, y en su respuesta indicaba que solo había constancia de la venta de estos vehículos a la compañía del Tranvía del Este en Madrid.

Así creemos que este coche fue único en el parque tranviario de Barcelona.

El coche Brill fue adquirido por la Barcelona Tramways en 1890, mucho después del fin de la Expo, probablemente como material de saldo. Estaría en circulación en las líneas de la compañía entre 1890 y 1902, fecha en que Tranvías de Barcelona electrificaron la última de sus líneas de tracción animal, es decir, el tranvía de la derecha del Ensanche.

No tenemos certeza de si posteriormente fue usado como remolque, pero lo cierto es que sobrevivió hasta 1929.


En el pabellón de tranvías de Barcelona, y previa restauración del vehículo, fue expuesto como muestra de los orígenes de la compañía, junto a otros dos coches que presentaban los nuevos avances técnicos; el coche 511, modelo seleccionado para la modernización tranviaria de su red y el coche 951, que curiosamente fue rechazado por la comisión del Ensanche para la circulación por las líneas urbanas de Barcelona.

Tras la Expo del 29, el coche fue devuelto a la cochera, donde se mantuvo sin uso hasta que en 1954 fue objeto de un intento de compra por parte de un particular para uso publicitario, un artículo de la revista "Gratallops Tram", da buena cuenta de ello.

La publicación indicada reproduce el informe de la compañía sobre el estado del coche, del que se deduce, que el coche aún conservaba las rodaduras, es decir, ejes, ruedas, cajas de grasa y suspensiones.

Estas desaparecerían en el periodo 1954-1970. Tras la demolición de Vilana, pasó a estar depositado en el pequeño ramal de la central de Carreras, y posteriormente pasó a Diputación.

En las fotos que hemos consultado de dicha cochera, ya aparece en el suelo, sin ruedas, la codicia chatarrera de algunos personajes de la compañía, nos privó de este material histórico.

El sistema de rodadura original del coche Brill 2, según el grabado del Street-Railways Journal, corresponde al patentado por Bemis Car Box Co. de Springfield, Massachusetts, en 1885



La firma Brill lo adaptaría en sus tranvías, de tal modo que llegó a mantener un pleito con Bemis, por apropiación del diseño.

En los años noventa y durante el mandato de Mercè Sala en Transportes de Barcelona, se inició una restauración de material histórico de la compañía, el coche fue restaurado en su carrocería y al no disponer de rodaduras se le adaptó un truck Brill 21E, esta solución, sino ideal, al menos permitió completarlo y conservarlo hasta hoy.




El tranvía Brill 2, ha conseguido superar ciento treinta y siete años, y en 2029 contará con más de ciento cuarenta, la ocasión merecería que pudiera restaurarse con rodaduras del modelo original.

Existe documentación suficiente para realizar las réplicas de las mismas rodaduras, que no son difíciles de fabricar.

Lanzamos la idea al vuelo, por si alguien quiere hacérsela propia y llevarla a la realidad, lo que consideraríamos un avance en la preservación del material histórico de transporte.



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