miércoles, 19 de octubre de 2022

Tranviarios de 1872.




Encontrar información sobre cómo se trabajaba en los orígenes de la red tranviaria barcelonesa, no es tarea fácil, las fuentes consultadas, nos hablan de la red, de los coches, los edificios, en algún caso de promotores y socios de la empresa, pero los conductores, mayorales, mozos de cuadra o personal de vía, son prácticamente inexistentes para las publicaciones de antaño. 


Para ello hemos tenido que rascar un poco, ya que, en la mayoría de textos del XIX sobre construcción y explotación de tranvías, es una materia poco desarrollada.


En 1859, el tranvía ya se había extendido en Norteamérica como solución para el transporte urbano.

Las compañías comenzaron a  acumular experiencia en su gestión. El ingeniero civil  Alexander Easton, agrupó información de diversas compañías en su libro:


A PRACTICAL TREATISE 

ON STREET OR HORSE-POWER RAILWAYS 


Que ha sido el primer texto en que hemos podido encontrar   información sobre el personal necesario para una explotación de tranvías de tracción animal.



En él hemos encontrado la siguiente especificación:



Número de empleados, y su clasificación. 

En un ferrocarril, cuyo equipo consta de treinta y cinco coches y doscientos cincuenta y un caballos, es como sigue: 


Presidente, 1 

Tesorero, 1 

Superintendentes, 1 

Secretario del tesorero, 1

Secretario del superintendente, 1

Supervisores de establos, 4

Conductores (cobradores), 29

Arrancadores, 2 

Mayorales, 28 

Oficiales de taller, 3 

Guarnicionero, 1 

Herradores, 9 

Vigilantes, 5 

Mozos de cuadra, 24

Guardagujas, 7

Peones de limpieza y conservación de vía, 7

Total de personas empleadas regularmente, 124


Para 35 coches  y 251 caballos nos indica unos ratios por coche de tranvía y caballo:


Puesto de trabajo

empleados

coches

caballos

ratio empleados por coche

ratio de caballos por empleado

Conductores  

29

35

251

0,83

8,66

Mayorales

28

35

251

0,80

8,96

Herradores,

9

35

251

0,26

27,89

Mozos de cuadra,

24

35

251

0,69

10,46



Para una red de relieve llano con tiro de los coches en tronco, se necesitan 2 caballos por coche y turno y los turnos de cada caballo son de unas 4 horas, y un día de reposo semanal, nos quedan 214 caballos disponibles para uso diario, tenemos caballos suficientes para una circulación diaria de 26 tranvías.

El resto de coches, pueden ser los coches de temporada o los tranvías en reparación.

El personal no tenía los mismos derechos de descanso que los caballos, pues su desgaste no estaba valorado.

En aquella época las jornadas podían ser de 12 y más horas.

El cálculo corresponde a 14 horas 51 minutos y sin fiesta semanal.

(En 1882, 30 años más tarde, en el tranvía de San Sebastián se daba una situación similar, según el trabajo realizado por Juanjo Olaizola sobre aquel tranvía y que es otra de las fuentes con mejores datos que hemos encontrado.)


De ahí el poco personal que se indica para los turnos de circulación: 29 conductores y 28 mayorales.

Suponiendo 26 coches en circulación, esto representa un personal para turnos de solo 3 conductores, y 2 mayorales.

Creemos que la existencia de un conductor más, corresponde a que este tenía que disponer de un tiempo en oficina para efectuar la recaudación, mientras que el mayoral solo tenía que estar guiando el tranvía.



En el presupuesto del tranvía de Atarazanas a Gracia, el capítulo de personal para un servicio con 14 tranvías y 80 caballos  se preveía así: 


Director administrador, 1 

Tenedor de libros, 1 

Sub tenedor, 1 

Mayordomo, 1 

Portero, 1 

Conductores (cobradores), 14

Jefes de estación, 4 

Mayorales, 14

Carpinteros, 3 

Guarnicioneros, 2 

Herrador, 1

Herrero, 1

Mozos de cuadra, 8


  Total de personas empleadas regularmente,52

                                     

Para 14 coches  y 80 caballos, los ratios  ratio por coche de tranvía y caballo serian:

 

Puesto de trabajo

empleados

coches

caballos

ratio empleados por coche

ratio de caballos por empleado

Conductores  

14

14

80

1,00

5,71

Mayorales

14

14

80

1,00

5,71

Herradores,

2

14

80

0,14

40,00

Mozos de cuadra,

8

14

80

0,57

10,00


Comparando con los Ratios del tranvía de Filadelfia,  se observa que en este caso, el personal de conducción tenía una mayor presencia, mientras que el de mantenimiento era mucho menor.

La cantidad de mozos de cuadra era prácticamente la misma, lo cual parece lógico, al ser este un oficio de larga tradición, por lo que sin duda estaba mejor pautado.


Las funciones de los tranviarios, eran:

 Jefes de estación (starters). Situados al final de línea o trayecto, se encargaban de controlar la circulación, dar las órdenes correspondientes a los cocheros y cobradores y recoger las incidencias durante el servicio.


Conductor.
Conductores (cobradores). Además de cobrar los pasajes, tenían la responsabilidad de cuidar del mismo y controlar que el pasaje no excediera lo permitido.

Este último aspecto, solía descuidarse a veces con la connivencia de la compañía, así eran frecuentes las quejas de usuarios por exceso de pasaje e intervenciones municipales, intentando, sin demasiado éxito, controlar el exceso de pasaje.

Mayorales o cocheros.  Auriga del tranvía, además de su conducción siempre siguiendo las órdenes de parada y arranque que le daba el conductor a sugerencia del pasaje, debía tener cuidado de los caballos durante la circulación y con ayuda del conductor, hacían el cambio de sentido del tiro si el fin de línea no era en bucle.

Mayoral cambiando el sentido del tiro del tranvía.


Los carpinteros debían mantener los coches en buen estado, también se encargaban del mantenimiento de traviesas, quioscos y material fijo de la instalación.

Carpinteros de Edimburgo

Los guarnicioneros  reparaban los arneses y  tiros a petición de mayorales y mozos de cuadra.

Los herradores mantienen el buen estado de los pies del animal, cuidando los cascos y cambiando herraduras cuando fuera necesario.

Los mozos de cuadra debían tener en buen estado los animales, cuidando, alimentación, limpieza del animal y del establo.

Además, deben disponer del animal correctamente guarnecido al inicio de la jornada, y desenjaezarlo y guardar los arneses a su fin.



El resto de oficios los obviamos por ser sobradamente conocidos.


Tranviarios con nombre propio.

Desgraciadamente, hasta nuestros días, solo nos han llegado nombres de directivos o socios de las compañías, al ser los únicos que figuraban en los documentos a que hemos tenido acceso.

Además, en la prensa, cuando se mencionaba a un cochero o un cobrador, solo se indicaba el número del coche en que circulaba, aunque fuera para encomiar una buena acción por parte del empleado.

Así podremos mencionar a:

Promotores de la línea: D. Alejo Soujol y D. Eduardo Viada  

Maestros de Obras y proyectistas:  Rafael de Luna y Rey y Narciso Arau y Vidal 

Directores:   Gerardo L. Untfoff (1872) E. M. Underown (1877).

Promotor de caballerías: Teodoro Andreu.


Por nuestra parte hubiéramos querido honrar a aquellos trabajadores pioneros, que con su labor contribuyeron al buen funcionamiento de los tranvías barceloneses. Sí, algún día conseguimos encontrar esta información, nos comprometemos a publicarlas en una nueva entrada.


PS.- Hay unas excelentes fotografías del personal del tranvía de Barcelona Ensanche y Gracia de 1889, pero para evitar confusiones, no las hemos querido incluir en esta entrada.

 


miércoles, 5 de octubre de 2022

DE CAMI RAL A COUNTRY ROAD

 


C
amí ral que em duràs al país i a l'amor
...

clara terra aspra terra al país d'on jo sóc.

Falsterbo3 1976

Cuando era joven, en el vagón de cola del correo de Puigcerdà, con una parroquia de esquiadores, escaladores, excursionistas y escoltes, siempre alguien con una guitarra tocaba canciones y aquellos variopintos viajeros seguíamos la canción.

Éramos jóvenes, algunos muy jóvenes y el futuro estaba lejos y lleno de ilusiones.

La música Folk estaba en apogeo, muchos cantantes además de sus propias canciones hacían sus versiones de canciones yankees, inglesas o francesas. Una de ellas, Camí Ral, la versionó Falsterbo3 partiendo de la canción Country roads de John Denver...

Hoy, casi cincuenta años después, otro Camí Ral se abre al paso de caminantes.

El CAMI RAL DE BARCELONA A VALENCIA POR VILAFRANCA.

La decadencia del Imperio romano, supuso también  el de las grandes redes de comunicaciones terrestres y marítimas.

La fragmentación del Imperio creó múltiples trabas al comercio, el cese de importaciones de productos como el papiro, entre otras, tendría una importancia capital en el declive de su cultura.

Por otro lado, la inexistencia de un poder fuerte dificultó en gran manera el mantenimiento de las grandes infraestructuras que había generado el Imperio, entre ellas las calzadas romanas.

Las calzadas romanas seguían trazados naturales, aquí los creados por las antiguas culturas ibéricas, como nos indicaba Pedro García Faria en sus escritos. Entre estos caminos, la Vía Hercúlea o Augusta era uno de sus ejes principales de comunicación.


Tabula Peutingeriana recreación de fragmento desaparecido: Iberia



En la baja Edad Media, las necesidades de comunicación habían variado, el transporte y el comercio se realizaban básicamente por vía marítima y los caminos se restringían al trasiego de excedentes agrícolas, siendo el medio más habitual el transporte a baste (recuas de asnos, caballos o mulas con alforjas).

En el siglo XIV la confederación Catalano-Aragonesa disponía de una red de caminos compuesta por una gran variedad de vías y senderos. Hoy podemos clasificarlos según la titularidad de quien los mantenía en: públicos o reales (rals) que eran las vías a cargo de la corona a quien recaía la protección de personas y bienes que por ellas circulasen. El mantenimiento de los caminos y su vigilancia se financiaban mediante numerosos impuestos de paso.

Otras vías de titularidad privada eran los caminos señoriales, vías de peaje conservadas por señores o propietarios.

Los caminos variaban según la configuración geográfica, en las zonas montañosas eran de herradura, solo aptos para el transporte a baste, su anchura era de alrededor de 4 pies (aproximadamente 1,1m), en caminos muy angostos, se creaban tramos más amplios para permitir el cruce de las recuas. El suelo de estos caminos era de tierra pisada, excepto en pendientes y escarpaduras donde se empedraba con lascas a fin de evitar que el agua erosionara el camino.

En zonas más llanas, las carreras o caminos de carro, eran vías aptas para carruajes, con mucha mayor anchura aproximadamente 16 pies (4,5m) y suelo de tierra pisada sin empedrar, lo que en épocas lluviosas dificultaba el paso al convertirse en lodazales.

En terrenos calcáreos, las ruedas de los carros erosionaban la roca en forma de roderas, hoy fácilmente identificables.


EL CAMI RAL POR EL COLL DE BEGUES

Los primeros mapas en que hemos podido distinguir estas vías son del siglo XVIII, en el mapa de la corregiduría de Vilafranca datado en 1716 y en el mapa de Catalunya de Josep Aparici de 1720 aparecen claramente el camino real que partiendo de Sant Boi de Llobregat, discurre por las poblaciones de Sant Climent, Begues, Olesa de Bonesvalls, Les Gunyoles, Sant Cugat de Sesgarrigues y Vilafranca.

Fragmento del mapa de J.Aparici con el cami ral remarcado en rojo.

Las comunicaciones con Barcelona estaban condicionadas por el cruce del río Llobregat. El primer puente que lo cruzaba hasta la construcción del de Molins de Rei en 1767 estaba en Martorell, con lo que el cruce del río se hacía mediante barcas. 



Había pasos de barca en El Prat, Sant Boi, Sant Vicenç dels Horts y Sant Andreu de la Barca.

En nuestro caso, era el paso de barca de Sant Boi el que daba continuidad al camino.



Hasta la construcción del puente de Molins de Rei, la vía del collado de Begues era la más directa para ir a Vilafranca, y posiblemente la más segura, ya que en la ruta de la costa del Garraf o en el Ordal proliferaban las partidas de Bandoleros.

En su libro "Bandols i Bandolers al Baix Llobregat", Jaume Codina, documenta la situación del bandolerismo en las zonas del Garraf y el Ordal donde bandoleros como El Barquer, el Nebot del Pai, el Estaraugues Negre o el Renegat residentes en las poblaciones de Sant Boi, Sant Climent, Molins y Begues en el siglo XVI asaltaban a los viajeros desde los caminos de las costas del Garraf hasta los del Ordal.

En el camino de Vilafranca por el Coll de Begues, el Hospital de Cervelló presentaba un recinto amurallado con capacidad de acoger y proteger a los viajeros de estos malhechores, ya que por aquel entonces Begues era apenas un conjunto de masías alejadas entre sí y todo el camino estaba muy despoblado.


EL HOSPITAL DE CERVELLO, CENTRO DE ACOGIDA

El Hospital de Cervelló, construido en la segunda mitad del siglo XIII, tenía como principal misión, el acogimiento y hospedaje de los viajeros y la atención de estos en caso de enfermedad o accidente; el flujo de viajeros atendidos en él era de alrededor de 400 al mes. A su cargo había la figura del "hospitaler" que dirigía esta institución y los campos colindantes.

Fundado por Guillem de Cervelló, pasó a depender primero de Sant Pau del Camp y más adelante del obispado de Barcelona.

Prestó servicio como tal hasta principios del siglo XX, aunque la figura del "hospitaler" se mantuvo hasta principios del XXI, aunque entonces ya no se prestaba servicio de acogida. 

Cami ral marcado sobre los planos de municipios de 1914.
DE CAMI RAL A COUNTRY ROAD

En el siglo XVIII y tras la guerra de sucesión, los nuevos gobiernos inician una mejora en las comunicaciones con la construcción de nuevos puentes, como el de Molins de Rei y el viaducto del Lledoner, que trasladaron la ruta principal del collado de Begues al puerto del Ordal, ello supuso la decadencia del camí Ral, posteriormente a mediados del siglo XIX se estableció la ley de caminos vecinales, que promovió la comunicación de las poblaciones con la carretera o vía férrea más próxima. 

Así, Olesa pasó a conectarse con la carretera del Ordal en Avinyonet; y Begues con la estación de Gavá por Bruguers, quedando el camino de Begues a St. Climent en desuso.

El camí ral mantuvo su uso como vía local entre Olesa y Begues hasta la apertura en 1927 de la carretera entre ambas poblaciones, una carretera comarcal, en inglés country road.

UN NUEVO CAMI RAL

Esta carretera en algunos tramos pasa sobre el antiguo trazado del camí ral, pero la acción de un grupo de entusiastas de Begues, Olesa y otras poblaciones, ha culminado con la restauración del camino para caminantes y excursionistas que podrán gozar de unas jornadas de andadura por las tierras interiores del Garraf.


Country roads, take me home to the place I belong.

West Virginia, mountain momma, take me home, country roads."

John Denver 1971