Nosotros publicaremos aquí el primer capitulo, tomándonos la libertad de cambiar algunas de las fotografiás que aparecían en el.
Tranvías y Ferrocarriles Económicos iniciación y crecimiento (1875-1916)
La iniciativa surge de una entidad barcelonesa: (La Sociedad Catalana General de Crédito). El proyecto aparece fechado en la ciudad condal el 20 de Noviembre de 1874 y la escritura de concesión se otorgó el 27 de Septiembre de 1875. Es, pues, a esta Sociedad a la que el Ayuntamiento de Valencia otorgó el primer tranvía.
El trazado de la línea señalado en la condición primera de pliego que rigió el concurso fue al poco tiempo modificado a instancias del concesionario, en razón de las dificultades de orden técnico que su construcción presentaba, quedando definitivamente establecido como sigue: Plaza de San Francisco, Sangre, San Vicente, Mar, Campaneros, Miguelete, Constitución, Caballeros, San Bartolomé, Serranos, Santa Ana, Ronda exterior, Puente del Real, Camino de la Soledad, Camino del Grao, (con doble vía en toda su extensión) llano del Remedio, antigua Puerta del Mar, Fábrica de Tabacos, Príncipe Alfonso, Intendencia Militar, Barcas y Plaza de San Francisco.
Se autorizó también a la Empresa para establecer un ramal o desvío de enlace desde el Puente del Real a la Plaza de las Barcas por las de Tetuán y Príncipe Alfonso, al objeto de poder ser utilizado en los casos que no fuera posible verificar el servicio por el interior de la Ciudad o conviniere realizarlo en condiciones especiales.
Las obras comenzaron el 18 de enero de 1876 y debían estar terminadas a los dieciséis meses, contados desde el día en que la concesión se elevó a escritura pública. La instalación. de la línea, especialmente por el interior de la ciudad, fue un acontecimiento que despertó el interés y la curiosidad de las gentes. En las calles céntricas los obreros trabajaban afanosamente abriendo zanjas, colocando las vías metálicas, desempedrando la línea y volviéndola a empedrar entre la admiración y el comentario favorable del vecindario.
Mucho antes del plazo fijado, terminaron las obras de instalación del tranvía de Valencia a Vinanueva del Grao. En realidad no fue una línea, sino dos las que se denominaron (Valencia el Grao) e (Interior Primitivo).
Concluida la construcción y dispuesto el material se fijó la inauguración del servicio para el 23 de junio de 1876, y efectivamente la víspera de San Juan, día en que comenzaba la temporada de baños, circularon por el Camino del Grao y por las calles de la Ciudad los primeros tranvías de tracción animal. El diario Las Provincias, publicaba la siguiente reseña del acto inaugural:
Ayer se verificó en Valencia una solemnidad muy grata y satisfactoria, pues se refería a un nuevo paso dado en la senda de los modernos adelantos. Nos referimos a la inauguración del tranvía que atraviesa la Ciudad y cond:uce a las vecinas poblaciones marítimas, construido por La Sociedad Catalana de Crédito. En la Plaza de San Francisco, junto al Cuartel, se había dispuesto sobre un estrado un sencillo altar, en el que debía verificarse la bendición de vía y de los carruajes. Uno de éstos se hallaba a los pies del altar. La plaza y las calles de la Sangre y San Vicente, por donde debía comenzar la marcha, estaban llenas de gente. A las diez y media salieron de las Casas Consistoriales las autoridades y los representantes de la Empresa y personas invitadas al efecto. Entre las primeras vimos al Capitán General, al Segundo Cabo, al Deán, al Presidente de la Audiencia, al Alcalde de Valencia, al Comandante de Marina, varios Tenientes de Alcalde y concejales, al Alcalde del Grao y otros que no recordamos.
El Secretario del Gobierno, encargado del despacho por ausencia del Gobernador, no pudo asistir por ocupaciones, pero representaba al Gobierno de la Provincia, el Jefe de Fomento y los Oficiales primero y segundo de la Secretaría. También excusó la asistencia, por las urgencias del servicio, la Comisión Provincial. La Empresa constructora estaba representada por varias de las personas que están al frente de ellas y que han venido de Barcelona exprofeso. También han venido a esta solemnidad industrial, representantes de la prensa de Barcelona.
Inmediatamente ocuparon las Autoridades e invitados el coche que se acababa de bendecir y otros cinco que estaban preparados al efecto. Estos carruajes, en que se fijaba con vivo interés la atención pública, son magníficos, perfectamente construidos y muy bien dispuestos para el servicio que han de hacer. Los hay de dos clases: los que tienen imperial han sido construidos en Inglaterra, y los que carecen de él en Bélgica. Unos y otros son muy desahogados y ofrecen completa comodidad. Caben ocho asientos en cada uno de los dos bancos. La perfección del trabajo de la madera, los bellos cristales de colores de la cubierta y todos los detalles, perfectamente estudiados, les dan el carácter de lujo en los cuales no puede desdeñar de ir la dama más aristocrática.
Todos ellos llevan el escudo de las barras y cada uno su número de orden. Cada carruaje va tirado por dos caballos. Los que trabajaron ayer eran animales de muy buenas condiciones e iban adornados con escarapelas de los colores nacionales.
Siguió la marcha por la orilla del río, venciéndose con gran facilidad las pendientes de subida y bajada del Puente del Real, y llegando sin novedad al Grao, en cuya calle Mayor terminó el recorrido de la vía. Allí se mudaron los tiros, pasándolos al otro lado de los carruajes, lo cual se verifica de un modo muy sencillo y expedito, y siguiendo la marcha en sentido inverso, fueron a parar los carruajes a la puerta del jardín Real, en donde se apearon los expedicionarios, felicitándose del buen éxito de la inauguración y dando mil plácemes al ingeniero D. Rómulo Zaragoza, que ha dirigido todas las obras y ha sido el alma de la empresa.
La novedad de aquellos primeros tranvías constituyó durante mucho tiempo la nota sobresaliente de la Ciudad. La gente se detenía en las calles al paso de los coches para admirarlos, y los vecinos se asomaban a los balcones; se cambiaban aplausos y saludos entre espectadores y viajeros y muy especialmente entre los que ocupaban los imperiales y los que salían a los balcones de los entresuelos o primeros pisos, que en algunas calles angostas y cuando el vehículo se detenía, llegaban a lanzarse obsequios y hasta estrecharse las manos.
En aquella Valencia de 1876, de calles estrechas y limitadas por las Rondas, el establecimiento del primer tranvía fue un acontecimiento memorable.
José Sebastián (Fotos Jordi Ibáñez)