Cuando llegó, los dos hombres se miraron. El uno alto y erguido con petulancia y desfachatez; el otro, Unthoff, alto también como él, pero con aplomo y sencillez. Le estrechó la mano y en voz alta para que todos le oyeran dijo: "Toda cuanta cebada traiga Catalina Fragoso sea almacenada sin contarla ni pesarla y le sea abonada al precio que indique." Todos le miraron extrañados, pero alzando más la voz volvió a decir: "Repito que lo que traiga él no debe pesarse. " El milagro fue hecho. Desde aquel día fue aquel indio el hombre siempre honrado que salvó en muchas ocasiones la vida de Unthoff.
Vivían varios ingenieros ingleses en una casa hospedados, todos jóvenes de las mejores familias de Inglaterra, frecuentaban la aristocracia mejicana, como los Lazcurain, los Ancona, etc., y sus salones; pero para Unthoff su principal afición era el excursionismo y el montar a caballo. La caricatura de Gerardo L. Unthoff publicada en la revista "La Esquella de la Torratxa" el día 3 de abril de 1880. Se la dedicaron, porqué él quería que los tranvías pasaran por la Plaza de Cataluña a toda velocidad a fin de que los vehículos pudieran tomar empuje para la subida del Paseo de Gracia. Como hubo algún accidentado, la policía y el ayuntamiento se opusieron en principio, pero luego cedieron.
Volvía Unthoff de sus excursiones muchas veces ya puesto el sol, y a menudo les salía al encuentro el famoso Catalina Fragoso y les decía: "He venido, señor Unthoff, porque sabía que lo esperaban y no quiero que le hagan daño." Montaba a su lado y no lo abandonaba hasta llegar a la ciudad.
A los dos años de estar Unthoff trabajando en México, se sospechó en Londres que iba a caer Maximiliano, y entonces su padre le ordenó que abandonara México. Efectivamente, así fue; fue destituido y subió al poder Juárez, que mandó apresar a todos los bandidos entre ellos fue a Catalina Frogoso.
Salió de México Unthoff, y luego de recorrer todos los Estados Unidos su padre pagó una crecida suma para que, ingresado en una importante fábrica de locomotoras, fuera pasando de taller en taller como simple obrero para que hiciera prácticas regresando a Londres una vez había adquirido suficientes conocimientos al respecto. Su llegada fue aparatosa; junto a sus maletas de objetos y ropas personales, llevaba varias cajas con pájaros y animales disecados, antigüedades aztecas y una culebra de cascabel viva, en una jaula de cristal y hierro. En los sótanos de la casa de la familia Unthoff tenía Gerardo un taller de maquinaria, donde, llevado por su afición y experiencia, construyó una pequeña maquina de vapor de metro y medio que impulsaba otra máquina que era un martillo. También construyo una maquina eléctrica.
Permaneció Gerardo un año en Londres, en casa de su padre. Mientras tanto en Barcelona Alejo Soujol había obtenido la concesión de una tram-vía o ferrocarril urbano de tracción animal entre Barcelona y la Villa de Gracia y posiblemente a través de los contactos que la Banca Unthoff tenía en nuestra ciudad, pudo entablar negociaciones con ella, viajando a Londres para obtener fondos para su empresa. La Casa de Banca Unthoff vio factible el negocio de tranvías en España y Enrique R. Untfoff envió a su hijo Gerardo a Barcelona donde encontró antiguos amigos de su padre y familia de su madre, que le ayudaron a introducirse en la sociedad y ayuntamientos barceloneses.
Estudió aquí la posibilidad de tranvías en Barcelona, Valencia, Cartagena y Málaga. Terminado su trabajo volvió a Londres, en donde su padre decidió crear la compañía de Tranvías de Barcelona y Cartagena, y en 1872 adquiriría a de Soujol las concesiones de tram-via de Atarazanas a Gracia y Boquería Barceloneta. Gerardo L. Unthoff volvería como director de ambas compañías.
Llegó Gerardo L. y con él, algo más tarde, llegaron seis coches de tranvías ingleses para ser tirados por mulos o caballos.
El 4 de noviembre de 1871 comenzaron las obras para su instalación dirigidas por Unthoff, como es habitual se levantaron fuertes protestas por doquier. Su ruta desde el Llano de la Boquería hasta "Josepets", Gracia, junto a la iglesia de San José, debía pasar por el Paseo de Gracia y éste, por entonces, se acababa de arreglar con trasplantes de árboles, acondicionamiento de agua, cloacas, etc.
Siguieron las obras con gran ímpetu, y el día 27 de junio de 1872 pudo acontecer la solemne inauguración de los tranvías "Barcelona-Gracia". La ciudad ardía en efervescencia. Las autoridades subirían a los elegantes coches tram-vías que serían conducidos al término en Gracia, donde se les obsequiaría con un refresco en la estación construida allí.
A las cuatro de la tarde del 26 de junio de 1872 y al son de una banda de música y las aclamaciones de la gente, comenzó la primera carrera de "Barcelona-Gracia", Se fijó el precio de 18 céntimos en el interior y de 12 céntimos en el imperial y cada siete minutos la salida de un coche. La gente, entusiasmada con este medio de transporte, lo aprovechó incesantemente, procurando a los tranvías fuertes y grandes dividendos.
Durante muchos años estuvo Unthoff en los tranvías, siendo llamado por los barceloneses "el inglés del tranvía". A pesar de realizar una buena labor en la implantación de su tranvía, el ímpetu en la defensa de sus intereses tratando arrogante mente a las administraciones y la dureza con que reprimió las primeras huelgas, no le granjearon el aprecio de la población y pasaría a formar parte del anecdotario popular con el despectivo titulo de "el Ingles de la Tram-vía" Don Gerardo L. Unthoff García de Ladrón de Guevara se caso en Barcelona con doña Enriqueta Ferrán Torelló, catalana, teniendo varios hijos, nacionalizándolos ingleses por ser ésa su nacionalidad. Hoy sus descendientes directos son españoles, viviendo en Barcelona y Tarragona. Don Gerardo L. Unthoff fue director de los tranvías de su padre hasta que le sobrevino la muerte.
Texto extraído de DON GERARDO L. UNTHOFF "EL INGLES DEL TRANVIA" Escrito por la descendiente de esta familia María J. de Chopitea y publicado en el Boletín de los tranvías de Barcelona.
Como complemento de este bien documentado escrito, añadiremos que Gerado Unthoff, no consiguió, posiblemente a causa de su arrogancia y de sus hábitos adquiridos en México, tener una buena relación con el pueblo, la administración y la sociedad barcelonesa. Su arrogancia se puede ver en los escritos a la administración municipal, cuando esta última, haciendo uso de sus legítimos derechos impedía alguna de sus acciones. Por otra parte dirigió la compañía hasta el 16 de Marzo de 1882 en que ceso en la gerencia de la Barcelona Tranways Ltc & Co, siendo sustituido por el también inglés Thomas Welchman. No obstante Gerardo Unthoff seguiría representando los intereses de la compañía durante los siguientes años desde otros cargos.
Ejecución de Naximiliano por Manet