miércoles, 5 de noviembre de 2025

Una cochera para el tranvía de Mataró


  En 2021  iniciamos el dibujo a partir de fotografías y mapas topográficos del plano general de la cochera del tranvía de Mataró a Argentona, con vistas a la publicación de una entrada en "raïls i ferradures". 

El tema había quedado en el olvido, hasta que hace unos días, la visita a una nueva estación meteorológica en Mataró con mi amigo Miquel, rescató el tema de la memoria.

En 1972, siete años después del cierre del tranvía, realicé una excursión junto con Miquel, Santi, Jaume y otros colegas al Castell de Burriac, cerca de Argentona. Hicimos la ruta a pie desde la estación de Mataró. El camino, coincidía con la vía del antiguo tranvía de Argentona, y paramos en la cochera que aún operaba para el servicio de autobuses.

La cochera en 1972, foto de Miquel Comas Moliné.

El trazado desde la estación a la riera de Argentona estaba en muchos tramos semi oculto por el asfalto, pero desde el cruce de la riera hasta el fin de la línea en el Hotel Solé, la vía estaba completa tal como quedó tras la riada de otoño de 1965 que acabó con aquel servicio tranviario.

La cochera también estaba intacta, además el reglamento de la concesión de la línea obligaba a la compañía a mantener el material tranviario, y así los coches se hallaban almacenados en varios puntos de la cochera, para permitir que los autobuses que entonces cubrían el servicio, tuvieran acceso al cocherón principal y al taller.

La línea de tranvía de Mataró a Argentona.

Sobre la línea del tranvía de Mataró han profundizado varios autores, publicando libros y artículos que pueden consultar. Aquí solo haremos una pequeña descripción de su trazado con un enfoque similar al que usamos en la serie de dimensionado de la red de Barcelona.

Para ello hemos recurrido al plano trazado por la Diputación Barcelonesa en 1966, es decir poco después del cierre de la línea, pero que se ha considerado, que describe el trazado con mayor precisión. Enlazando sus diversas hojas y trazando la línea sobre él, hemos conseguido el siguiente resultado:

Sobre el trazado y usando herramientas actuales de medición sobre plano, hemos establecido la siguiente tabla de dimensionado de la línea:

La línea inició su andadura en 1928, era un tranvía interurbano de tipo pequeño, el trazado sería en vía única con apartaderos, y para su operación se preveía disponer de hasta 6 coches de tamaño pequeño.

Su origen estaba en la carretera de Francia, frente a la estación de Mataró. Al parecer se había previsto una terminal en bucle que permitiría evitar una maniobra de inversión de sentido, así los coches procedentes de la calle de Lepanto tendrían parada en la carretera cerca de la estación ferroviaria, para retornar por las calles de Churruca y Gravina para enlazar de nuevo a la calle de Lepanto en su viaje a Argentona.

El bucle no llegó a funcionar y la línea en sus orígenes seguía el trazado de la carretera nacional y la calle Lepanto, en ambas direcciones.

Por las calles de Argentona e Isern, la vía continuaba hasta la Ronda de Prim donde se encontraba la cochera, taller y subestación de la línea.

Continuaba la vía hasta la Rambla de Mataró, donde disponía de un pequeño tramo de doble vía. Tras ello continuaba por la riera de Mataró hasta alcanzar la calle de Argentona. En aquel punto, un desvío en la vía continuaba unos metros por la riera. Esta desviación, permitía apartar algún coche.

A continuación la vía entroncaba con la carretera de Mataró a Granollers hasta llegar al colegio de los Salesianos, donde tenía un apartadero. La línea seguía la carretera hasta el punto conocido como Cerdanyola, donde otro apartadero, permitía la maniobra de cruce de coches. Aquel punto era el final de la línea urbana.

La línea proseguía por la carretera de Granollers hasta el punto conocido como la Fassina, donde se desviaba por el camino antiguo de Argentona, y tras cruzar una torrentera mediante un pontón metálico y atravesar la riera en diagonal usando un puente de pilones, apto solo para el tranvía, alcanzaba la población de Argentona. Ahí, el tranvía seguía la calle Mayor hasta la llamada Plaza del Vendre en el centro de la población.

Sin embargo, la línea que se estableció como principal fue un ramal que partía de la calle Mayor, a ciento cincuenta metros antes de la terminal. Desde ahí y siguiendo las calles de Bernat de Riudemeia, Josep Soler y Barón de Viver, alcanzaba su terminal frente al Hotel Solé.

En todo aquel trazado no existía ningún apartadero, que permitiera el cruce de tranvías. Este particular hecho obligaba a que los tranvías, en caso de gran demanda, tuvieran que circular formando convoyes, ya que el último punto de cruce estaba a más de tres kilómetros del Hotel Solé.

En 1957, la línea cambió su terminal de Mataró a la calle de Churruca, aprovechando la vía prevista pare el bucle. Esta terminal tuvo una corta vida, y en los últimos tiempos del tranvía, el fin de trayecto estaba en la Plaza de Santa Ana, donde partían las líneas a Argentona y a Cerdanyola.

La cochera de Mataró


En la actual plaza de Granollers y a 1750 m del origen de la línea, se construyeron los edificios que darían servicio a la línea, es decir, la cochera, el taller y la sub central de alimentación eléctrica.

El punto escogido estaba en las afueras de Mataró, en un solar agrícola, no edificado. La ubicación era excelente en un punto bastante central, y al mismo tiempo próximo al origen, lo que permitía un buen reparto del suministro eléctrico.

Situada en un solar lindante con las calles, Tetuán, Isern y la Ronda de Prim. Comprendía las siguientes dependencias: cochera de tranvías, subcentral, oficinas, taller electromecánico. Viviendas para empleados. Un patio central que daba a la ronda de Prim y calle Isern y en el que dos amplios cobertizos, permitían resguardar a los autobuses de la compañía, y finalmente en la fachada a calle Prim, y a principios de los sesenta se construyó un garaje, capaz para dos autobuses.


La cochera era una nave con fachada exterior a la calle de Tetuán y acceso por el patio interior de la manzana. La edificación con tejado a dos aguas tenía una longitud de 28 metros por una anchura media de 10 metros. En su origen, la compañía preveía adquirir 6 tranvías para el servicio de la línea, y así se dimensionó la nave, que tenía acceso por un ramal de unos cincuenta metros que accedía desde la vía principal en la carretera de Granollers hasta la entrada en la esquina de Isern con Ronda de Prim. La fachada interior  estaba completamente abierta y tenía 7 metros de ancho.

Interior de la cochera en los años treinta foto TRANMASA.

 La cochera disponía de dos vías dispuestas lo más próximo a las paredes laterales, para dejar un máximo de espacio libre en el centro que permitía a su vez guardar los autobuses de la compañía.. Ambas vías tenían unos 26 m de longitud, permitiendo albergar tres coches cada una.  

En la vía que da a la pared norte, había un foso para labores de mantenimiento. 
La vía sur sería prolongada posteriormente traspasando en curva una puerta de acceso a la calle de Tetuán y desde donde se conectaba a la vía de la calle Isern en dirección a Argentona. Este acceso, además de facilitar la entrada y salida de vehículos a la cochera, ayudaba a invertir los coches, maniobra importante para reequilibrar la estructura de los coches compensando deformaciones en la caja y truck.

La cochera y su ramal de acceso en 1930.

La cochera alojó en 1928 los coches 1 a 3 fabricados por Lladró, en 1929 la compañía adquirió el coche 4 carrozado por Juan Torrent Gispert en Mataró, y en 1950 compró 2 coches de la serie trescientos a Tranvías de Barcelona. Hasta aquel momento las naves eran suficientes para alojar su parque tranviario.

Interior de la cochera vista desde la calle de Tetuán, foto de John Cosford, junio de 1964

La cosa se complicó, en 1962, cuando se inició la compra de dos tranvías de la red de Gijón. De ellos llega a Mataró el que sería numerado como 7 y que desborda la capacidad de la cochera.

Esto obliga a la compañía a realizar una modificación en la cochera, se añaden unas pletinas sobre el tramo curvo del final de la vía sur en el interior de la nave, lo que prolonga la vía en recta hasta el fondo de la cochera, desde entonces se interrumpe el bucle y el acceso de tranvías por la calle de Tetuán.

Patio de la cochera y cobertizos para los autobuses, foto de John Cosford, junio de 1964

Todos los coches continuaron dando servicio hasta el año 1965, cuando una inundación dejó inservibles el puente de la riera de Argentona, la sub-central y los coches.

De inmediato, los seis coches de la concesión son apartados del interior de la cochera, y el séptimo es desguazado.

El edificio, no obstante, continúa como cochera para los autobuses de la compañía hasta 1994, en que los solares son vendidos pasando a ser zona residencial.

Los coches apartados en 1972, izquierda coches 5 y 6 ex T.B.S.A., derecha coches 1,2 y 3 Lladró,
 fotos Miquel Comas Moliné.

(Continuará)


martes, 30 de septiembre de 2025

Doscientos años y algunos más.

 


Desde hace algún tiempo hemos perdido la afición de celebrar efemérides y centenarios, no obstante no podíamos obviar el bicentenario del ferrocarril de Stockton a  Darlington.

Como creemos que numerosos especialistas nos van a ilustrar sobre el tema, solo recordaremos algunas entradas que en su día publicamos y que hacen referencia a alguno de los orígenes del ferrocarril.

Aprovechando la ocasión para felicitar a nuestro joven bicentenario, medio de comunicación que en su día inició una revolución en la forma de vida y percepción de nuestro mundo.

1793

 Pionero en la construcción de los tranvías industriales ingleses, Benjamín Outram nació en Alfreton, Derbyshire el 1 de abril de 1764. ...

 Benjamín Outram Ingeniero Civil e Industrial (1764 - 1805)

...para poder comunicar esta cantera al canal Cromford construirían su primer tranvía, este con una longitud de poco más de una milla de longitud y  3 pies y 6 pulgadas (1,06 m) de ancho de vía, en él, usaría vagones de madera con ruedas de fundición y rieles con forma de L.




1807

El 25 de marzo de 1807, el carruaje de un tram se adaptó para transportar pasaje a lo largo del perímetro de la bahía de Swansea en Gales, Reino Unido, viajando entre "las dunas" en dirección a Mumbles, para recolectar ostras en aquel paraje. Las personas que emprendieron aquel viaje fueron, sin saberlo, los primeros pasajeros de tren conocidos de la historia. ...

El Tram de la Bahía de Swansea, pionero del transporte de viajeros.

...el histórico ferrocarril fue clausurado en 1960; de haberse mantenido, hoy tendría la respetable edad de 221 años. 





1825

 El éxito acompañaba, la línea de Stockton a Darlington, señalaría el principio de una  nueva era, viniendo a efectuar, sencillamen­te, una completa revolución en los medios de comuni­carse en todos los pueblos civilizados. ...

De Stockton a Darlington con tracción animal

(...) No obstante, por espacio de algunos años, el principal arrastre de la línea fue efectuado por tracción animal. Estando la inclinación de los planos en dirección al mar, esta era, quizás, la más económica mientras el tráfico no pasara de un límite. (...)

Mapa de la Sociedad del Stockton and Darlington Railway, del proyecto de 1821.

martes, 16 de septiembre de 2025

La Herreria de San José y la industrialización de la herradura.

  

 A pesar de nuestro nombre, no nos hemos prodigado hablando de herraduras, y pensamos que es hora de hacer algo al respecto.

Buscando información sobre el industrial Manuel Girona, dimos con una de las propiedades que adquirió a finales del siglo XIX, la Herrería de san José de Sants, que inició su actividad con la fabricación industrial de herraduras.

He aquí un tema que no habíamos tocado, y del que creemos interesante ahondar.

La Herrería artesanal.

Hasta el siglo XIX, el herraje era una actividad realizada por los herradores que forjaban sus herraduras partiendo de trozos de hierro. El proceso se realizaba en forjas y en las mayores de ellas la tarea se distribuía entre un forjador o herrero que elaboraba la herradura, y un herrador que la calzaba al casco del animal.

En los pueblos esta labor era realizada por la misma persona, el herrador, que además ejercía las labores de menescal o veterinario.

Solo los ejércitos disponían de una cantidad de animales que precisaban una sección específica para el herraje. Disponían de equipos formados por dos herradores y un forjador, llegando a 12 herradores y unos 6 forjadores en alguna cuadra.

Estas labores eran efectuadas por personal de la propia administración militar o por herrerías externas en régimen de contrata, pero el sistema  de externalización del herraje, se demostró ineficaz, sobre todo en caso de guerra. En ambos casos, el proceso seguía siendo artesanal a pesar de la gran cantidad de herrajes a realizar.

Industrialización del herraje.

Factoría de H. Burden en Troy, N.Y. a finales del XIX.

En el siglo XIX, la industrialización llegó a todos los ámbitos; en el transporte surgieron nuevas empresas de diligencias, ómnibus y tranvías que requerían herrajes masivos, y también el transporte terrestre complementario del ferrocarril necesitaba de carruajes y, por tanto, de caballos que se debían herrar. Así se multiplicó el trabajo de forjadores y herradores.

Si bien la labor del herrador sigue siendo artesanal, ya que no solo se trata de clavar las herraduras, sino que el herrador debe acondicionar el casco del caballo, saneando el exceso de córnea, y en ocasiones dando cura a daños que se hayan producido en él. En las grandes cuadras, el jefe de herradores, era a su vez menescal (veterinario), ya que el cuidado de los pies y manos equinos es fundamental en cualquier labor a tracción animal.

Hoja de catálogo con herraduras de Burden.

En cambio, la tarea del forjador, sí que presentaba posibilidad de mejora; una de ellas era la fabricación en serie de herraduras, evitando así parte de la laboriosa tarea del herrado.

Empezó este proceso con el suministro por parte de las herrerías de barras de hierro a los forjadores, para que estos pudieran prescindir de la elaboración de éste, tarea harto laboriosa; a partir de entonces, estos solo debían conformar la herradura.

Tras esta primera mejora, la gran cantidad de herraduras a elaborar, dio pie a que aparecieran fabricantes dedicados a su elaboración, las tareas de conformado y punzonado podían realizarse en serie, solo deberían estandarizarse una serie de tallas según tamaño del casco de los caballos y mulos que las precisaran.

A partir de entonces, las herraduras vendrían prefabricadas, en diversas tallas, y el herrador, solo tendría que adaptarlas al casco del caballo.

Estados Unidos fue uno de los grandes consumidores de herraduras. A principios del siglo XIX, ya existían fabricantes de herraduras. Uno de ellos, Henry Burden en su fábrica de herraduras y clavos de Troy, NY, creó una máquina capaz de producir 60 herraduras por minuto.

Durante todo el siglo XIX y principios del XX, existieron grandes industrias especializadas en la fabricación de herraduras y de clavos de herraje, como la “Chicago Horseshoe Company” y la "Universal Horseshoe Company".

En Europa, también se establecerían numerosas fábricas, sobre todo en países con gran tradición siderúrgica, en Centro Europa, Escandinavia y las Islas Británicas.


Una fábrica de herraduras en Sants, La Herrería de San José.

Situación de la Herrería de San José sobre un plano de Sans anterior a 1881-

A principios del XIX, en nuestro país, la industria del hierro era completamente artesanal. En Catalunya existía una prestigiosa industria de forja, pero de reducida capacidad de producción.

Pronto aparecerían en España las primeras siderurgias como "La Constancia", una fábrica de altos hornos emplazada junto a la playa de San Andrés, Málaga, que inició su actividad en 1833, especializándose en los flejes para aros de tonelería y fabricando también diversos herrajes, entre ellos barras para herraduras.

Antigua Ferrería de Vila rodona

A esta misma actividad dedicaría Eugene Karr las Ferrerías del Áncora en Vila-rodona, instaladas en 1863, y que pronto se trasladaría a Vilanova en 1871, donde ampliaría su producción a materiales de construcción como vigas y columnas.

En 1875, y tras el descubrimiento de un yacimiento hematites rojo en Gavà, que pretendía usar como materia prima, se traslada nuevamente, esta vez a Sans, en los terrenos de la antigua Herrería Castanys y Cia. 

En Sants abandona la fabricación de aros de barril y se centra en la elaboración de materiales para la construcción y herraduras.

Un artículo aparecido en El Diario de Barcelona el 12 de marzo de 1878, nos muestra la aquí novedosa elaboración de las herraduras en dicha industria:

Ayer se inauguró en el vecino pueblo de Sans la fabricación de herraduras hechas por medio de máquinas. Sin embargo, de que estas necesitan una potencia extraordinaria para la elaboración, es sencillísima la manera de trabajar el hierro. Córtanse los pedazos de metal en pequeños lingotes de la dimensión que tendrá una herradura extendida en línea recta y de grueso desigual; se introducen en un horno donde adquieren la temperatura casi blanca, y en este estado se forjan con suma sencillez en la primera máquina, pasan en seguida a una segunda donde se dobla el pequeño lingote con extremada facilidad; de esta segunda máquina pasa a una tercera, en la cual por medio de la presión se marcan las hendiduras para los clavos, aunque sin taladrar por completo la herradura; otra cuarta máquina, de mecanismo igual, pero de menores dimensiones, alisa la parte posterior, y por último, un niño en una quinta maquinita acaba de taladrarlas.

Por medio de estas sucesivas operaciones se pueden hacer cada doce horas 6,000 herraduras de hierro de excelente calidad y muy bien acabadas.

A otro ramo de metalurgia se dedica la misma fábrica denominada «Herrería de San José», propia de los señores Marqués, Alegret y compañía, que tienen su despacho en la calle de Fontanella. Consiste este ramo en la elaboración de objetos de hierro dulce de diferentes aplicaciones. En el acto de la inauguración se prepararon lingotes y se estiraron en colosales rieles de los que salían viguetas de hierro para la construcción de casas perfectamente acabadas. La maquinaria que hay en dicha fábrica la ponen en movimiento dos grandes máquinas de vapor, por exigir dicho ramo especial de fabricación una fuerza motriz considerable.

Fábrica de herraduras en Alemania a principios del s. XX.

El establecimiento está bien dispuesto y ventilado, y su parte cubierta coge una dimensión tal, que a pesar de ser de un regular tamaño, las piezas que allí se elaboran, se practican todos los trabajos con desembarazo.

La Herrería de San José, continuaría su labor destacando su participación en la construcción del Gran Hotel de la Exposición Universal de 1888, junto a la Herrería de Nuestra Señora del Remedio (Can Girona), pero poco después al final de la década de los ochenta iniciaría su decadencia, muestra de ello fue la explosión de una caldera en 1889, que además de causar víctimas mortales, redujo la capacidad productiva de la fábrica. Poco después la empresa se traslada a l'Hospitalet de Llobregat en las instalaciones que luego serían los Altos Hornos de Cataluña (la Farga) y los terrenos de Sants pasan a manos de Manuel Girona, que en 1895 los urbaniza para la construcción de viviendas.

En l'Hospitalet, todavía con el nombre de Herrería de San José, continúa con su actividad, dedicándose a la transformación de chatarra, como nos muestran una gaceta de prensa:

Restos de la escuadra .-La Publicidad,  Madrid, viernes 5 de diciembre de 1901

De la corbeta “Asunción”, procedente de Santiago de Cuba, han sido descargados numerosos sacos llenos de bombas y granadas antiguas que servían de lastre a los cruceros de la destruida escuadra de Cervera. Estos efectos han sido adquiridos por la herrería de San José, de Hospitalet de Llobregat población de esta provincia.

Peregrinaje de una herrería 

Ruta de la herrería desde 1863 a 1901 sobre un mapa de 1859.

A lo largo de su no muy larga vida, la conocida como Herrería de San José tuvo una existencia itinerante, a la que hemos de añadir una sub sede en casa Antúnez a principio del siglo XX. Como curiosidad, hemos situado sobre un mapa sus sedes temporales. Cabe destacar la dificultad que, sin duda, planteaban estos traslados antes de la apertura del ferrocarril en Vilanova. Anecdóticamente, indicaremos que para el traslado desde Vila-rodona a Vilanova en 1870 de un martinete de forja fue necesario un tiro de veinte mulas.

Martinete de forja

La fabricación industrial de herraduras tuvo su apogeo en todo el mundo hasta los años veinte, cuando el desarrollo de la industria de la automoción y del tractor agrícola desplazaron la tracción animal. 

En la actualidad se ha especializado en las actividades deportivas como la equitación.


miércoles, 27 de agosto de 2025

CLARENCE F. HIRSHFELD


   
C
uando en febrero de 2014 escribimos la primera entrada sobre los tranvías denominados PCC, buscamos por todas partes una fotografía del jefe del equipo técnico del “Electric Railway Presidents' Conference Committee”, Mr. Clarence F. Hirshfeld, sin ningún éxito en la exploración.
Ya lo habíamos olvidado, cuando en una lectura de la revista Electric Railway Journal concretamente la publicada en octubre de 1931, y en el artículoImproving the Street Car” una fotografía suya lo antecedía.
Esto nos ha motivado a ir entrelazando datos y a poder conocer a una de las personas que con su trabajo, más ha influido en la mejora del transporte de superficie, durante el siglo XX.

Clarence Floyd Hirshfeld 

Nació en San Francisco de California el 30 de enero de 1881. Hijo de Charles Hirshfeld, un emigrante alemán nacido en Schrimm el año 1856, y Lotta McCarthy, nacida en Maine el año 1854.

Su formación técnica se inició en la Universidad de California, donde en 1902 se licenció en ingeniería eléctrica. Sus estudios continuarían en la Universidad de Cornell en Ithaca, New York, donde obtuvo la licenciatura en ingeniería mecánica.

Allí trabajó como docente en varios cargos entre ellos, el de profesor de ingeniería mecánica. En aquel periodo se casa con Elizabeth Bishop, con quien tuvo dos hijos John Winslow Hirshfeld, en 1908 y James Floyd Hirshfeld en 1912.
Aquel fue un fértil periodo creativo, estableció una consultoría técnica y en 1912, en colaboración con William Nichols Barnard, publican "Elements of heat-power engineering", un completo y extenso tratado de termodinámica.

Incorporación a la industria.

Hirshfeld 1922

Su formación electromecánica le conduciría al sector de la energía y en 1913, Hirshfeld dejó la Universidad de Cornell, trasladándose a Detroit, Michigan, para incorporarse a la Detroit Edison Company, donde fue nombrado jefe del departamento de investigación.

Durante la Primera Guerra Mundial, sirvió en el Departamento de Artillería de los Estados Unidos con los rangos de mayor y teniente coronel.

A su regreso a Detroit, trabajó en una gran variedad de campos, especializándose en el diseño, construcción, operación y mantenimiento de centrales eléctricas de vapor y también en la operación e interconexión de sistemas eléctricos; eliminación de residuos industriales; estudio del deterioro de cables eléctricos; soldadura eléctrica; desarrollo de hornos eléctricos y nuevos métodos para el desarrollo la electricidad.

Sede de la Detroit Edison Company en 1923.

Este gran conocimiento del sector eléctrico pronto le llevará al mundo del transporte.


Hirshfel y el Electric Railway Presidents' Conference Committee. 

Al comenzar los años veinte, el transporte de superficie iniciaba un estancamiento. La industria del tranvía en particular se había vuelto conservadora y poco creativa ante un nuevo competidor de gran ingenio, como entonces era la industria del automóvil.

Lo que en 1928 se consideraba moderno.

La industria tranviaria, agrupada en la American Electric Railway Engineering Association AEREA, pronto sería consciente de ello y en 1926 comenzó un proceso de búsqueda de soluciones a esta situación su primer paso fue la creación del Electric Railway Presidents' Conference Committee ERPCC, organismo que debía investigar soluciones para el sector del transporte eléctrico ferroviario.

Su director, Thomas Conway Jr. tras unos primeros años de trabajos, contactaría con Clarence F. Hirshfeld quien en la convención del AEREA, celebrada en San Francisco en enero de 1931, fue nombrado ingeniero jefe del ERPCC.

La mentalidad analítica de Hirshfeld cambia radicalmente la forma de trabajo del ERPPC. Inició un estudio de todos los factores que inciden en el transporte tranviario, profundizando en los problemas reales del transporte y en consecuencia dando con soluciones prácticas y nuevas. Entre ellas, la construcción de un modelo de tranvía totalmente alejado de los cánones de la industria ferroviaria que imperaban entonces.

Aunque el ERPPC estaba formado por fabricantes y operadores tranviarios, Hirshfeld no dudó en buscar proveedores de otros sectores si era necesario, un ejemplo de ello fue el optar por la empresa de automoción industrial Clark Equipment Co. en la construcción del bogíe B2, con un excelente resultado.
Fragmento de una publicación de Clark Equipment Co.

El ERPPC, tras cinco años de trabajo, presentó en la convención de la industria del transporte de 1934 de Cleveland, cuatro prototipos de tranvía. Uno construido por Brill, (coche 7001); otro por Twin Coach (5200) y dos por Pullman, (coches 4001 y 5300). Este último, denominado PCC B, fue el primer vehículo propiamente considerado PCC car. 

Los cuatro prototipos de 1934:  Twin Coach  5200,  Brill 7001, Pullman 4001 y Pullman 5300 PCC-B

En 1936 se suministraron 211 unidades de tranvías PCC, 100 de ellos a Brooklyn. Y en 1938, poco antes de su fallecimiento, el número de coches PCC en circulación era de 791.

El 7 de junio de 1932, la Universidad de Detroit le concede el grado de Doctor honoris causapor haber liderado un movimiento para liberalizar y humanizar la profesión de ingeniería al promover en ella no solo los conocimientos y habilidades técnicas más elevados sino también una amplia cultura general y un sentido de responsabilidad social y cívica”.

El trabajo en el sector del transporte le ocupó sus nueve últimos años, falleciendo el 19 de abril de 1939 a los 58 años en Detroit, aunque sería enterrado en East Lawn Cemetery, East Ithaca, NY. 
La Asociación Americana de Sociedades de Ingeniería, le concedió póstumamente la Medalla John Fritz en 1940.
Todavía en 1941 se registraba una de sus patentes: N.º de serie 155,598: SISTEMA DE FRENADO
Patentado el 27 de mayo de 1941. Autores: Lebert E. Blue, Nueva York, N. Y.Ingeniero de la Pullman-Standard Manufactring Car Co. y Clarence F. Hirshfeld, Detroit, Míchigan, cedentes a The Transit Research Corporation, Nueva York, N. Y., una corporación de Nueva York. Solicitud del 26 de julio de 1937,


Hirshfeld lideró todo el proceso de diseño y creación de los tranvías PCC desde su inicio hasta el suministro de las primeras series.

No llegaría a ver el espectacular resultado de los trabajos de su grupo, que renovó completamente el concepto de tranvía. Esta renovación no afectaría únicamente a EE. UU. donde se llegaría a construir cerca de 5,000 unidades, sino a todo el mundo, donde entre tranvías fabricados con su licencia en Italia y Países Bajos, y otros sin ella en países del Este, se llegaría a construir más de veinte mil tranvías PCC.

Tranvía PCC de la Haya, en 2024 durante la celebración de su 75 aniversario (1949-2024)


domingo, 17 de agosto de 2025

Un tranvía en el museo Ford de Dearborn.

 


  
  En 2010 publicamos esta foto de un tranvía de tracción animal saliendo de una cochera como muestra de enganche en limonera, es decir, con un solo caballo.

No le dimos más importancia a la foto, tampoco conocíamos su fecha ni procedencia.

El paso del tiempo va colocando las cosas en su verdadero lugar, y hace unos días buscando documentación para una nueva entrada sobre herraduras, dimos con un interesante artículo, que además estaba ilustrado con la misma foto.

Resultaba que la foto correspondía a la cesión de un coche tranviario al Ford Museum, de Dearborn, Michigan. Además, quien guiaba el tranvía era nada menos que Henry Ford, uno de los padres de la automoción e impulsor de la racionalización de la producción industrial.

Henry Ford, además, impulsó uno de los primeros museos de ciencia y tecnología, como veremos en la traducción del artículo publicado en Electric Railway Journal, el 5 de mayo de 1928.

El tranvía más antiguo fue entregado a Henry Ford.

En una ceremonia bastante inusual, el 8 de mayo, H. Hobart Porter, presidente del "Brooklyn City Railroad", entregó a Henry Ford, para su exhibición en su museo de Dearborn, Michigan, el coche de tracción animal más antiguo de su tipo que existe.

Tras una exhaustiva búsqueda por parte de los agentes del Sr. Ford, se eligió el de Brooklyn. Este coche, conocido en su época como "Jigger", es un modelo para un solo caballo y entró en servicio originalmente en 1868.

Durante veinte años, el vagón operó en la línea transversal del "Brooklyn City Railroad", desde Hunters' Point, Long Island City, hasta Erie Basin, en el sur de Brooklyn. En 1888, el coche fue retirado de esta línea principal y reemplazado por otro de dos caballos. El tranvía original se puso en servicio en una ruta desde Hunters' Point hasta el Ferry de la Calle 34, al pie de la Avenida Borden. Aquí, bajo la dirección de Michael O'Connor, fallecido hace tiempo, operó hasta 1897, cuando se eliminó esta ruta. El vagón fue construido por la Jones Car Company, de West Troy, Nueva York. 

Un detalle interesante de la ceremonia del 8 de mayo fue que el mayoral a cargo del tranvía era James P. Gregory, quien entró al servicio del "Brooklyn City Railroad" en 1884. Trabajó durante mucho tiempo como conductor de tranvías de tracción animal y, con la electrificación, se convirtió en "motorman". Continúa trabajando para la compañía en la línea de la Avenida Flatbush.

H. Hobart Porter, presidente del ferrocarril, al presentar el antiguo vehículo al Sr. Ford, dijo:

En 1853, en los inicios del transporte público, los ciudadanos de Brooklyn organizaron el Ferrocarril de la Ciudad de Brooklyn para que pudieran disfrutar de este entonces moderno medio de transporte. Los fondos para esta compañía se obtuvieron mediante la venta a domicilio de sus acciones con un valor nominal de10$ por 10$ en efectivo. Durante los 75 años transcurridos desde entonces, el "Brooklyn City Railroad" nunca ha estado en quiebra ni se ha reorganizado, y muchos de los propietarios actuales de sus acciones son descendientes directos de los compradores originales. Durante estos tres cuartos de siglo, la administración del "Brooklyn City Railroad" se ha limitado a esforzarse por servir al público y, creo, cuenta con un historial envidiable en este aspecto.

He oído decir, Sr. Ford, que usted fue el hombre que hizo de caminar un placer, y yo, que tengo una memoria prodigiosa y viví algunos años en el siglo pasado, siempre he discrepado de esa afirmación. Mucho antes del nacimiento del Modelo "T", existía un vehículo que hacía que caminar, correr o incluso nadar fuera un placer. Ahí está ese vehículo, el viejo coche de caballos. Cumplió una función útil y fue reemplazado. Es un testigo mudo de otra época.
Para concluir, afirmó que, dado que el Sr. Ford había hecho más que cualquier otra persona para modernizar los medios de transporte del mundo, era apropiado que esta reliquia bien conservada del transporte público urbano le fuera confiada, y en nombre del "Brooklyn City Railroad" y de los habitantes de Brooklyn, le entregó el vagón para su museo. (...)

El coche fabricado por J.M. Jones' Sons en La Henry Ford, Foto de John Smatlak


El museo Ford en Dearborn.

Lo que Henry Ford inició como una colección particular de artículos cotidianos pronto se convertiría en su "American Village Museum". En 1929 se inauguró lo que hoy se conoce como el Henry Ford "Museum of American Innovation and Greenfield Village". Se trata de un conjunto de edificios diseñados por el arquitecto Robert O. Derrick, ocupando una superficie de 48,600 metros cuadrados. Se construyó, según el estilo popular americano vigente en la época, y utiliza mármol criollo de Georgia, pulido con arena, como revestimiento. 

En su origen se constituyó como fundación Edison, y era de carácter privado. En 1933, se abrió al público, siendo en la actualidad uno de los mayores centros museísticos estadounidenses.

Hoy puede en él admirarse nuestro tranvía junto a un Birney y otro tranvía eléctrico de Cleveland.


J. M. JONES' SONS.

El tranvía que adquirió Henry Ford para su colección fue fabricado por J.M. Jones' Sons hacia 1870. Esta firma de carroceros y guarnicioneros, estaba situada en Circle Street, al norte de Berlin Street. Su fundador, John M. Jones, junto con Henry W. Witbeck, inició su carrera con el nombre de Witbeck & Jones, en 1839, fabricando  carruajes y vagones, en un edificio de madera, en aquel emplazamiento.

Durante los primeros años de la minería de oro en California, la empresa fabricó y envió una gran cantidad de madera y carruajes desde Nueva York a San Francisco, teniendo que circunvalar toda América, pasando el Cabo de Hornos.



En 1863 Henry W. Witbeck deja la sociedad y en 1864, J. M. y Richard W. Jones fundaron la empresa Jones & Co. e iniciarían la construcción de coches tranviarios. Tras un paro en el negocio desde 1879 a 1882, John H. y Walter A. Jones reanudaron en West Troy la fabricación de tranvías, construyendo miles de ellos para diferentes compañías de Estados Unidos, Sudamérica, Australia, Inglaterra, Alemania, India y otros países lejanos. En 1870, se fabricaron doscientos para la Bombay Tramway Co. En 1897, la empresa fabricaba unos 300 tranvías al año y ocupaba a cerca de 200 personas.

El "Brooklyn City Railroad".

El Ferrocarril de la Ciudad de Brooklyn (BCRR) se constituyó el 17 de diciembre de 1853. Su primera línea, la de la Avenida Myrtle,  estaba operada con coches de tracción animal en Brooklyn y se inauguró el 3 de julio de 1854. La compañía poseía en 1893 seis líneas tranviarias en Brooklyn, llegando a gestionar veintisiete en 1897.

La línea iba desde el embarcadero del Ferry de Fulton, pasando por la calle Fulton y la Avenida Myrtle, hasta las antiguas cocheras de diligencias en la Avenida Marcy. Tras la electrificación, la línea continuó en activo hasta 1930.

Aún hoy en Brooklyn quedan antiguos raíles testimoniando el paso de los tranvías en sus calles.