A pesar de nuestro
nombre, no nos hemos prodigado hablando de herraduras, y pensamos que
es hora de hacer algo al respecto.
Buscando información
sobre el industrial Manuel Girona, dimos con una de las propiedades
que adquirió a finales del siglo XIX, la Herrería de san José de
Sants, que inició su actividad con la
fabricación industrial de herraduras. 
He aquí un tema que no
habíamos tocado, y del que creemos interesante ahondar.
La Herrería artesanal.
Hasta el siglo XIX, el
herraje era una actividad realizada por los herradores que forjaban
sus herraduras partiendo de trozos de hierro. El proceso se realizaba
en forjas y en las mayores de ellas la tarea se distribuía entre un
forjador o herrero que elaboraba la herradura, y un herrador que la
calzaba al casco del animal.
En los pueblos esta labor
era realizada por la misma persona, el herrador, que además ejercía
las labores de menescal o veterinario.
Solo los ejércitos
disponían de una cantidad de animales que precisaban una sección
específica para el herraje. Disponían de equipos formados por dos
herradores y un forjador, llegando a 12 herradores y unos 6
forjadores en alguna cuadra. 
Estas labores eran
efectuadas por personal de la propia administración militar o por
herrerías externas en régimen de contrata, pero el sistema  de externalización del herraje, se
demostró ineficaz, sobre todo en caso de guerra. En ambos casos, el
proceso seguía siendo artesanal a pesar de la gran cantidad de
herrajes a realizar.
Industrialización del herraje.
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| Factoría de H. Burden en Troy, N.Y. a finales del XIX. | 
En el siglo XIX, la
industrialización llegó a todos los ámbitos; en el transporte surgieron nuevas empresas de diligencias, ómnibus y tranvías que
requerían herrajes masivos, y también el transporte terrestre
complementario del ferrocarril necesitaba de carruajes y, por tanto,
de caballos que se debían herrar. Así se multiplicó el trabajo de
forjadores y herradores.
Si bien la labor del
herrador sigue siendo artesanal, ya que no solo se trata de clavar
las herraduras, sino que el herrador debe acondicionar el casco del
caballo, saneando el exceso de córnea, y en ocasiones dando cura a
daños que se hayan producido en él. En las grandes cuadras, el jefe
de herradores, era a su vez menescal (veterinario), ya que el cuidado
de los pies y manos equinos es fundamental en cualquier labor a
tracción animal.
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| Hoja de catálogo con herraduras de Burden. | 
En cambio, la tarea del
forjador, sí que presentaba posibilidad de mejora; una de ellas era
la fabricación en serie de herraduras, evitando así parte de la
laboriosa tarea del herrado.
Empezó este proceso con
el suministro por parte de las herrerías de barras de hierro a los
forjadores, para que estos pudieran prescindir de la elaboración de éste, tarea harto laboriosa; a partir de entonces, estos solo debían
conformar la herradura.
Tras esta primera mejora,
la gran cantidad de herraduras a elaborar, dio pie a que aparecieran
fabricantes dedicados a su elaboración, las tareas de conformado y
punzonado podían realizarse en serie, solo deberían estandarizarse
una serie de tallas según tamaño del casco de los caballos y mulos
que las precisaran.
A partir de entonces, las
herraduras vendrían prefabricadas, en diversas tallas, y el
herrador, solo tendría que adaptarlas al casco del caballo.
Estados Unidos fue uno de
los grandes consumidores de herraduras. A principios del siglo XIX,
ya existían fabricantes de herraduras. Uno de ellos, Henry Burden en
su fábrica de herraduras y clavos de Troy, NY, creó una máquina
capaz de producir 60 herraduras por minuto.
Durante todo el siglo XIX
y principios del XX, existieron grandes industrias especializadas en
la fabricación de herraduras y de clavos de herraje, como la
“Chicago Horseshoe Company” y la "Universal Horseshoe Company".
En Europa, también se
establecerían numerosas fábricas, sobre todo en países con gran
tradición siderúrgica, en Centro Europa, Escandinavia y las Islas Británicas.
Una fábrica de
herraduras en Sants, La Herrería de
San José.
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| Situación de la Herrería de San José sobre un plano de Sans anterior a 1881- | 
A principios del XIX, en nuestro país,
la industria del hierro era completamente artesanal. En Catalunya
existía una prestigiosa industria de forja, pero de reducida
capacidad de producción.
Pronto aparecerían en España las
primeras siderurgias como "La Constancia", una fábrica de
altos hornos emplazada junto a la playa de San Andrés, Málaga, que
inició su actividad en 1833, especializándose en los flejes para
aros de tonelería y fabricando también diversos herrajes, entre
ellos barras para herraduras.
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| Antigua Ferrería de Vila rodona | 
A esta misma actividad dedicaría
Eugene Karr las Ferrerías del Áncora en Vila-rodona, instaladas en
1863, y que pronto se trasladaría a Vilanova en 1871, donde
ampliaría su producción a materiales de construcción como vigas y
columnas.
En 1875, y tras el descubrimiento de un
yacimiento hematites rojo en Gavà, que pretendía usar como materia
prima, se traslada nuevamente, esta vez a Sans, en los terrenos de la
antigua Herrería Castanys y Cia. 
En Sants abandona la fabricación de
aros de barril y se centra en la elaboración de materiales para la
construcción y herraduras.
Un artículo aparecido en El Diario de
Barcelona el 12 de marzo de 1878, nos muestra la aquí novedosa
elaboración de las herraduras en dicha industria:
Ayer se inauguró en
el vecino pueblo de Sans la fabricación de herraduras hechas por
medio de máquinas. Sin embargo, de que estas necesitan una potencia
extraordinaria para la elaboración, es sencillísima la manera de
trabajar el hierro. Córtanse los pedazos de metal en pequeños
lingotes de la dimensión que tendrá una herradura extendida en
línea recta y de grueso desigual; se introducen en un horno donde
adquieren la temperatura casi blanca, y en este estado se forjan con
suma sencillez en la primera máquina, pasan en seguida a una segunda
donde se dobla el pequeño lingote con extremada facilidad; de esta
segunda máquina pasa a una tercera, en la cual por medio de la
presión se marcan las hendiduras para los clavos, aunque sin
taladrar por completo la herradura; otra cuarta máquina, de
mecanismo igual, pero de menores dimensiones, alisa la parte
posterior, y por último, un niño en una quinta maquinita acaba de
taladrarlas. 
Por medio de estas
sucesivas operaciones se pueden hacer cada doce horas 6,000
herraduras de hierro de excelente calidad y muy bien acabadas.
A otro ramo de metalurgia se dedica
la misma fábrica denominada «Herrería de San José», propia de
los señores Marqués, Alegret y compañía, que tienen su despacho
en la calle de Fontanella. Consiste este ramo en la elaboración de
objetos de hierro dulce de diferentes aplicaciones. En el acto de la
inauguración se prepararon lingotes y se estiraron en colosales
rieles de los que salían viguetas de hierro para la construcción de
casas perfectamente acabadas. La maquinaria que hay en dicha fábrica
la ponen en movimiento dos grandes máquinas de vapor, por exigir
dicho ramo especial de fabricación una fuerza motriz considerable.
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| Fábrica de herraduras en Alemania a principios del s. XX. | 
El establecimiento
está bien dispuesto y ventilado, y su parte cubierta coge una
dimensión tal, que a pesar de ser de un regular tamaño, las piezas
que allí se elaboran, se practican todos los trabajos con
desembarazo. —
La
Herrería de San José, continuaría su labor destacando su
participación en la construcción del Gran Hotel de la Exposición
Universal de 1888, junto a la Herrería de Nuestra Señora del
Remedio (Can Girona), pero poco después al final de la década de
los ochenta iniciaría su decadencia, muestra de ello fue la
explosión de una caldera en 1889, que además de causar víctimas
mortales, redujo la capacidad productiva de la fábrica. Poco después
la empresa se traslada a l'Hospitalet de Llobregat en las
instalaciones que luego serían los Altos Hornos de Cataluña (la
Farga) y los terrenos de Sants pasan a manos de Manuel Girona, que en
1895 los urbaniza para la construcción de viviendas.
En
l'Hospitalet, todavía con el nombre de Herrería de San José,
continúa con su actividad, dedicándose a la transformación de
chatarra, como nos muestran una gaceta de prensa:
Restos de la escuadra .-La
Publicidad,  Madrid, viernes 5 de diciembre de 1901   
De la corbeta “Asunción”,
procedente de Santiago de Cuba, han sido descargados numerosos sacos
llenos de bombas y granadas  antiguas que servían de lastre a los 
cruceros de la destruida escuadra de Cervera.  Estos efectos han sido
adquiridos por la herrería de San José, de Hospitalet de Llobregat
población de esta provincia.Peregrinaje de una herrería 
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| Ruta de la herrería desde 1863 a 1901 sobre un mapa de 1859. | 
A lo largo de su no
muy larga vida, la conocida como Herrería de San José tuvo
una existencia itinerante, a la que hemos de añadir una sub sede en
casa Antúnez a principio del siglo XX. Como curiosidad, hemos
situado sobre un mapa sus sedes temporales. Cabe destacar la
dificultad que, sin duda, planteaban estos traslados antes de la
apertura del ferrocarril en Vilanova. Anecdóticamente, indicaremos
que para el traslado desde Vila-rodona a Vilanova en 1870 de un
martinete de forja fue necesario un tiro de veinte mulas.
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| Martinete de forja 
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La fabricación industrial de herraduras tuvo su
apogeo en todo el mundo hasta los años veinte, cuando el desarrollo
de la industria de la automoción y del tractor agrícola desplazaron
la tracción animal. 
En la actualidad se ha especializado en las actividades deportivas como la equitación.